El sacristán en su rutina tañía las campanas de la Iglesia con un toque de difuntos que suspendió el juego de los billaristas del café Apía, asomados a la puerta, escucharon los sones lúgubres y hablaban. Quién había muerto.
La violencia comenzó cuando amenazaban su identidad. Al momento llegaron unos artistas para unirse al duelo, venían vestidos con sus mechas sagradas para la libertad.

En Apía la revolución ha sido cultural porque la fraternidad desde la música marca aquellos asombros y palabras que habrán de marcarle otras rutas a los gobiernos y al futuro.
Mientras en algunas partes del mundo el desierto crece, en la tierra del “Rock al viento”, bajo la lluvia o con el sol, con luces de arco iris, se interpretan las señales del clima sobre una montaña de emociones, la gente vibra con una cultura global que sueña con guitarras acompasadas con el viento y sonidos de la vida.
Vivimos amenazados por los conflictos globales y los desencuentros locales, la guerra o las armas son la continuación de la política cuando los medios civilizados fallan. La política es la continuidad de la cultura por otras vías, palabra con palabra, opinión contra opinión, conciliaciones y acuerdos. El rock nos trajo una contracultura para cantarle a los desencuentros.
No queremos una educación mala, tampoco el control mental, suena mejor Pink Floyd mientras las paredes caen. Las tumbaremos con nuestra música del rock y el viento.
Sentí el viento de Apia por Morro Azul
me acariciaba y me hacía libre
jugaba con el pelo de las niñas
y lloraba en las cuerdas de guitarra.
Galeano el triplista de Pavero lo imitaba
le ponía vueltas de caracoles y flores
y el aire golpeaba mi ventana con el rock
porque es rock de montaña y universo.
Y llegaron los jóvenes que cambiaron las pistolas
cogieron las guitarras y la imaginación
y tras el viento con el rock se enamoraron
le cantan a la vida y a los vuelos de pájaros.
Por eso ven a Apia y sumérgete en la música
no le niegues un abrazo a la vida y al aire
tirad notas de viento en el pelo muchacho
los caballos relinchan y cantan en el patio.
11 noviembre 2015.

Desde 1979 el martillo en la pared de Pink Floyd sigue resonando.
4 respuestas a “Rock al viento en Apía”
Hola, intento dejarte mis likes en ti blog y me remite a otras páginas, no sé qué pasa, voy a indagar y a preguntar a ver cómo puedo solucionarlo.
Me encantan tus entradas y quiero hacértelo saber.
Lo seguiré intentando.
Un abrazo.
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Agradezco tu comunicación, reviso de mi parte para este fallo.
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Me gusta tu pregón para el festival de Rock al Viento en Apia. Ojalá -cuando nos dicen que ya somos 8.000.000.000 sobre el planeta- que cundan poderosos los asombros y suenen fraternales las palabras capaces -como auguras- de marcar rutas a los gobiernos y al futuro.
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Que grandiosa respuesta me has dedicado. Venga un abrazo a la vida que vibra en ti.
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