La mujer de las tres de la mañana

3 AM. Despertó entre oscuridades y proyectó su mente al universo. Ante el misterio de lo eterno se sintió sola, aplastada en su agobio desatendido tantas veces, inconsistente y temido, cercano a la solidez más dura del miedo.

No quería esa parálisis. En la tarde había leído acerca de los bonobos, primates cercanos al chimpancé y los humanoides. Sentía como ellos una pasión intensa por el sexo, los había visto en videos con asombrosa frecuencia y en posiciones exóticas.

Fuente: https://www.awenpsicologia.com/nictofobia-miedo-a-la-oscuridad/

Se negaba a entender que su cuerpo envejeciera, insegura de su nada inmortal que en alguna hora tendría un final. ¡Tan complicado eso!… Su mente repasaba recuerdos y olvidos, días cercanos y lejanos, las noches con sus lechos de historias pequeñas y grandiosas que en su propia intensidad se complicaron.

Cómo aceptar que todo es pasajero y transitorio; sus días de sexo cara a cara remojados beso a beso, lengua y copulaciones rostro y cara. Esas noches sin límite borraron su parálisis, el miedo al abandono, al rechazo y a lo desconocido. Y ahora esta hora de soledades al tres de la mañana, sin siquiera la armonía en sus propias masturbaciones, con recelos por el miedo a sus propias desviaciones cuando vivió aquel goce de los contactos homosexuales, bisexuales y tríos con música y licores, esas noches vivas y naturales, despreocupada.

Mujer desvelada https://www.pulzo.com/vivir-bien/por-que-me-despierto-3-am-hora-muertos-hora-diablo-PP1052756

3 y media a.m. Se cuestionó a sí misma, se aceptó en un mundo habitado, social y pleno en su naturaleza, complicado y desorganizado a veces; en el trabajo y en su vecindario, ella debería hacer algo por él, ese universo incomprensible que con su energía le dio la vida con fuerza positiva y negativa, aunque le encerraba a las tres de la mañana con su propio desencuentro.

Pensó en sus miedos de sus tres de la mañana, atravesados con cierta picazón en sus cobijas, intensos hacia una zona fría hacia donde debería esforzarse por penetrar para calcularlos, aunque no existieran fórmulas matemáticas para el miedo debería encontrar una luz para entenderlos.  

Meditó en su sexualidad y se negó contradecirse entre las reglas doctrinales y las ansiedades de su piel con su sangre y su clítoris. Cuestionó a las instituciones y los sermones, las conferencias de la madre superiora en el colegio de las adoratrices. Su actividad sexual no sería reproductiva, se sintió parte de una etapa evolutiva diferente, sin la presión de parir como una hembra loca para poblar el mundo con guerreros, mujeres infelices y manos con hachas que derribaron las montañas.

También pensó en las responsabilidades con su propio cuerpo, consciente en que, esos asuntos y posiciones sobre el aborto, tan complicado asunto, que siempre había negado desde la sacralidad de su propio cuerpo; en ese tema tan profano, habría mucho por aprender, bastante por pensar y una razonable controversia sin salidas mas allá de las propias libertades de las mismas mujeres.

 Desde ahí pasó a otro episodio de sus sueños. Despertó con esa plenitud que saca de atrás aquellos miedos, pensó en su capacidad para afrontar con entereza cada circunstancia, debería saber prever y ser previsiva. Quería acercarse a cada miedo como parte de la vida. El miedo es consustancial conmigo, es mi válvula sagrada. Eso pensaba.

3 Am. En siguientes noches el pánico de nuevo le encerró en sus caminos. Su cuerpo caía hacia un pozo sin fondo y su cama traqueaba. Se sentó y respiró lento, fluía su meditación con palpitaciones a lo largo de su cuerpo, le bajó el ritmo al corazón acelerado, se relajó con su mente hacia la energía del universo y durmió de nuevo como parte del todo y de la nada. Soñó en las calles derrumbadas por las bombas de la guerra y trajinó por ellas hacia una montaña poblada de árboles florecidos con cantos y sonidos de animales y una ventana donde salía el vuelo de un búho. Percibía los sonidos íntimos de las orgías entre animales que hacen sexo para su propia diversión. Una niña le ofrecía su cantimplora con agua cuando despertó.

7 P.m. Noticias de la guerra y el cambio climático, un tedio odioso de entrevistas y frases de gobernantes, los asesinados en la calle que se negaron a entregarle al ladrón su celular, la retirada rusa de la región de Kiev, la soledad de la gente tras las atrocidades.  De nuevo los mil miedos. La madre enferma y debería aceptar que sus padres no durarán siempre, que sus bienes se pierden embargados, pasarán como edificios destruidos por misiles que apuntaban a sus noches con horas de miedo.

No dormía, meditaba y sabía que no podía negarse a sus sentimientos y sus temores; se reunió en el teléfono con una amiga y dos amigos más, conversaron y afrontó desde este cotorreo una sensación distinta. Sus miedos perdían poder cuando podía expresarlos como aquella bulla de los animales cuando hacen sonar los sonidos íntimos de sus propias orgías.

3 Am. Con un miedo distinto, la certeza y energía se desplazó desde sus riñones y ella adoptó una postura asustadiza, recordó cuando su madre le narró de sus complicaciones mientras la sentía en su vientre y sospechó de esa causa su desvelo. Conectó aquel origen temeroso desde el vientre materno con un una alarma intimidante y perturbadora, desde esos días el miedo invadió su sangre y le incendió sus sueños.

Pensó en otra cosa, porque, a pesar de su vida sexual libre e intensa, sentía una necesidad intensa de amor con una relación erótica moderada por la complacencia de los deseos satisfechos con un hombre más suyo. Que vaina, Ricardito tan feo y es el único amor sincero que tengo a la vista. No se si sea un buen pichador. 

2 respuestas a “La mujer de las tres de la mañana”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: