Soy Casilda, negra libertaria y mito

Me llamaban «Negra Casilda». Dicen que fui una líder Malí reconocida ante los hacendados vallecaucanos, lideré fugas de esclavos; ayudé a los míos, afrodescendientes, en su rescate por su dignidad humana. No esclavos. Eran sueños de negros cimarrones.

Dizque soy Casilda – El historiador Felipe Arias Escobar publicó en Twitter lo que desmiente la historia de Casilda Cundumí Dembele, heroína afrocolombiana que se rebeló contra los esclavistas del Valle del Cauca en el siglo XIX. En sus trinos, el experto, según dice el mismo, detalló qué este “cuento solo existe en Facebook”. Aunque también está en LinkedIn y otras fuentes.

Había nacido en Malí – África en 1823, escriben. Secuestrada con mi padre y prisionera en un barco negrero llegamos a Colombia, fui examinada como un ente sin alma, me valoraron sana y fuerte. Fui encerrada en el barracón del maestre del navío. Me negociaron desnuda en el mercado de esclavos de Cartagena. A mi padre lo sacaron y me entregaron al comerciante español Pedro González; más traficante aún, me revendió a un hacendado vallecaucano para que trabajara en sus plantaciones de caña de azúcar de los ingenios en Palmira.

En aquellas plantaciones afronté con rabia y entereza mi destino. Ya actuaría con rebeldía libertaria. Inconforme e incomprendida en la tierra feudal, logré el habla española y escribía mi sueño. Me reconocí igual a esos amos y compartí esa sensación a los negros. En 1840, narran quienes han escrito sobre mí, acompañé y di aliento a cuarenta y cinco esclavos inconformes por maltrato; nos fugamos a las montañosas y creamos el Palenque de los Ceibos en una rivera del río Amaime. Sitio fértil y rico en aguas, donde la pesca y el trabajo aseguraban la subsistencia libre.

CASILDA GRITO DE LIBERTAD – CASTING | UN FILM DE DERBY ARBOLEDA | CALI – COLOMBIA

Mi historia se repite en varias fuentes y es confusa. Dicen que con un criollo tuve cinco hijos, que él también ayudó a varios esclavos a liberarse y terminó fusilado en la plaza pública de Palmira.

Que aprendí a leer y escribir cuando viví con un español criollo, padre de mis primeros cinco hijos; hombre sensible, quien me apoyó y actuó como intermediario para que los negros de varias haciendas se fugaran. Lo fusilaron en 1857 en la actual Plaza de Bolívar de Palmira, Valle del Cauca, acusado de traición y conspiración.

Escriben que con el negro Anatolio Chalá Lucumí, mi amigo esclavo liberto de Guapi, tuve otros nueve hijos.

Promoví la huida de más esclavos; fui capturada, ahí sin libertad, me asesinarían y descuartizarían. Así atemorizarían a los cimarrones y esclavos en cautiverio para que desistieran de escapar de la esclavitud. Dizque escapé con mis prácticas de magia y brujería. Toda mujer rebelde termina memorizada como bruja.

Como mujer guerrera y libre, no me dejé humillar o maltratar por los blancos, ni los negros. Quienes escriben, insisten en mis mencionados saberes de magia y medicina natural. Yo sí curaba con hierbas y semillas, como cualquier madre y mujer, son lecciones de la selva y la tradición. En especial sobre picaduras de serpientes.

Como devota de mis dioses africanos, no acepté el Catolicismo, esa religión de verdugos y esclavistas. También por eso fui descrita como bruja y adoradora del diablo.

Fuente. https://infomitologia.com/dioses-africanos/

Me describen esbelta, alta, cantadora africana y con mi buena tonada nativa para el sangaré, mi voz cantora con pocos tonos; entonces, tocaba la marimba y los ritmos se me sentían, orgullosa de mi piel negra.

Dizque yo, La Casilda, tuve un segundo marido llamado Juan Gregorio Caicedo Caicedo, que había nacido en Guapi, Cauca -Colombia. Un hombre curandero, brujo hechicero y también rebelde, quien después de haber sido declarado en libertad, salió de Guapi a Cali donde trabajó como jornalero en el Ingenio Manuelita de Palmira. Escriben dizque me conoció a mí mismita, La Casilda, que nos casaron ante un cura y tuvimos nueve hijos. Dizque soy Casilda quien tuvo catorce hijos y más de sesenta nietos.

Dizque soy Casilda, la que muchos años después reencontré a mi padre, a quién no veía desde cuando me vendieron como esclava en Cartagena. Dizque mi padre era un «Hougan» o Sacerdote Vudú a quien también trajeron de Malí en el mismo barco negrero. Dizque él me transmitió, a Casilda como hija, sus conocimientos secretos y me apoyó con la causa de los negros Cimarrones para que lograran su sueño de libertad.

Por ahí la memoria se me confunde con tantas versiones porque habría vivido mucho más de ciento veinte años.

Que después del encuentro con mi padre, me infiltré de nuevo como jornalera en las plantaciones de caña, dizque di a los esclavos un polvo tóxico y narcótico y cuando terminaron su jornada, lo echaron en la bebida de los blancos. Que así huyeron y se unieron al Ejército Negro. Que igual sucedió con las esclavas de la cocina; así como esto, lograron muchos esclavos escaparse para unirse a la causa libertaria. Porque escriben sobre mí que Casilda, el 14 de febrero de 1862, llegué con más de cien negros, mulatos, e indígenas, cuando vencimos al Ejército Criollo de Palmira.  

Dizque La Casilda muere en octubre de 1945 en Palmira y no pudo ser enterrada en un cementerio; por que los blancos, influenciados por costumbres y creencias religiosas, decían que ella no era digna de enterrarse en un panteón cristiano porque era «negra», aún más, por qué, si fue considerada una rebelde, enemiga de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares, que en el siglo XX, seguían considerando como un delito grave que el negro se rebelara y luchara por su libertad.

Entre tanto escrito; la tengo clara, porque fui una negra real, me transformaron en bruja y también en mito. Casilda Cundumí Dembelé, libertadora de los negros en el Valle del Cauca. Mujer fuerte, valiente y longeva. Quien vivió los últimos años al cuidado de una de sus nietas. Soy leyenda y morí a la edad de 122 años.

Fuentes hay varias. https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/La_Negra_Casilda

6 respuestas a “Soy Casilda, negra libertaria y mito”

  1. Gracias por traernos a la luz algunas de las partes más oscuras de la historia. No debemos de dejar e pensar en cosas así, ya que, seguramente, estaremos cometiendo atrocidades sin darnos cuenta sólo porque la «costumbre» nos impide ver lo sangrantes que son.
    Con los mejores deseos para un año en el que podamos disfrutar de muchísimas y preciosas historias.-
    Gracias Guillermo

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  2. Uriel Escobar, me escribe. He leído con mucha atención esta crónica que se mueve entre la realidad y el mito. Ha sido un auténtico deleite su lectura y me voy a permitir compartirla en un grupo internacional que se denomina Red-Estigma, en el que precisamente investigamos sobre diferentes formas en que se mueve el CED (Complejo Estigma Discriminación) en nuestra sociedad. De esta red iberoaméricana hacen parte reconocidos investigadores de la afrocolombianidad, les compartiré sus comentarios. Gracias Guillermo. Un abrazo

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  3. Gracias Guillermo por pasarnos estas consideraciones sobre esa mujer tan excepcional y el análisis del historiador Arias Escobar. ¿Me podrías enviar algún enlace a la Red Estigma?
    Un fuerte abrazo. Ramón

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