Traigo desde Manizales, la capital de Caldas, departamento del paisaje cafetero, al Flaco Jiménez, le decimos así. Así lo presenta el escritor caldense José Miguel Alzate.
El primer capítulo de “Manizalados”, novela del Flaco Jiménez, entrega una narración de un escritor de estilo depurado, un lenguaje con la gracia que nutre a veces una prosa de giros con un buen humor. El nombre mismo del narrador, Miguel de Cervantes Zuluaga, quien cuenta su vida en primera persona, es un juego intertextual que toma el nombre del autor de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la mancha”. Recrear con alegría los hechos que le toca presenciar; a veces protagonizar, como el acto inicial, un atentado contra el general Camacho en Bogotá, Hotel Tequendama, donde él tuvo a su cargo, por orden de una célula guerrillera, poner una bomba.
https://www.lapatria.com/opinion/columnas/jose-miguel-alzate/manizalados-la-novela-del-flaco-jimenez
𝙲𝙾𝚂𝙸𝙰𝙲𝙰 𝙴𝚂𝚃𝚄𝚅𝙾 𝙴𝙽 𝙼𝙰𝙽𝙸𝚉𝙰𝙻𝙴𝚂 EN LA TIENDA DE LA TIA CLARA.
La tienda de mi tía Clara, en el camino que va de Neira a Manizales, tenía cucas, gelatinas, polvorosas, borrachos, liberales, cocoteros y aguardiente amarillo de Manzanares.
⸺¿Ustedes los citadinos a que vienen al campo? ⸺ me preguntó, un día, la tía.
⸺A desestresarnos tía…
⸺¿Y los del campo a donde vamos entonces?
⸺No sé, tía. ¿Al mar tal vez?
⸺No sea tan sororombatico. Vamos a la ciudad. O salimos al corredor de la casa a ver pasar gente para la ciudad. Por esta tienda por ejemplo pasó para Manizales el obispo de Medellín con mitra y báculo en una mula blanca, pasó el elefante del circo Royal Dumbar arrancando racimos de banano con la trompa.
Pasaron los tenores de La ópera de Milán ensayando una ópera, el Verraco de guacas con sus seis mujeres, un automóvil desarmado que traían en una parihuela de bueyes (el primero que llegó a Manizales), paso el judío errante y dijo profecías, el poeta Valencia de Popayán dejó la firma en la pared y pasó también el más vulgar de los vagabundos, el tramposo y boquisucio Cosiaca.

⸺¿Usted conoció a Cosiaca tía? ¿Y cómo era?
⸺¿Cosiaca? De todos los que nombré ¿el único que le interesó a usted zumbambico fue Cosiaca? Ahí se ve lo pernicioso que es.
⸺Es por cultura general tía
⸺Cultura las cachas. Lo que usted quiere es aprender perrerías. Muérgano, marrullero. Pues sepa y entienda que a Cosiaca le fue mal porque era jodido desde chiquito. Con decirle que a los ocho añitos el papá lo echó de la casa. Que se fuera a rebuscar, le dijo, a conocer mundo.
⸺Pobre creatura.
⸺¿Pobre creatura? No señor. El mañosito se fue a embaucar montañeros con un culebrero que vendía agua en fraquitos, disque traída de Fátima y esa tal agüita le daba larga vida a los que tomaran dos gotas en ayunas, todos los días.
El tipo disque ponía una caja en el suelo y decía que iba a sacar una culebra Mapaná. Los campesinos ingenuos y desprogramados hacían corrillo para ver salir la culebra y entonces el embaucador, en vez de la culebra sacaba con mucho misterio el frasquito y les decía:
“Que pesar de nuestros tatarabuelos que NO CONOCIERON este elixir y prueba es que todos están muertos ¿Verdad? ¡!Que pesar!! En cambio, yo tomo desta agua bendita todos los días y aquí donde me ven gordo y colorado, joven y bello, tengo ya 755 años cumplidos”.
Así recorrieron mucho, hasta que un día en Fredonia, después de vender todo, el culebrero se fue para el hotel y un campesino desconfiado se le acercó a Cosiaquita que estaba recogiendo la caja de la culebra y le ofreció un peso (que era mucha plata en esa época) si le contestaba una pregunta, pero con la puritica verdad.
Cosiaquita dijo que, SI. Y juró por esta cruz bendita, que claro que le decía solo la verdad y se embolsilló el peso y el campesino preguntó:
⸺¿Es verdad que ese culebrero tiene 755 años?
⸺No señor –respondió con franqueza el picarito–. Lo que yo le diga es mentira. Para que le voy a hablar mierda. Yo no sé cuál es la edad de ese güevón. ¿No ve que apenas llevo 100 años trabajando con él?
Ya grande, Cosiaca estuvo en las ferias de Manizales y en una urgencia SE tuvo QUE CAGAR detrás de un árbol en el parque de Bolívar, pero un policía lo vio y lo amenazó:
⸺Cochino Cosiaca, le voy a dar parte al alcalde.
⸺Si quiere désela toda señor agente, respondió cosiaca mirando satisfecho la obra que acababa de realizar al pie del árbol.
El policía se fue muy ofendido y Cosiaca se puso a dar vueltas por el pueblo hasta que se enamoró de un carriel muy bonito que traía un Marinillo, de cuero de nutria.
⸺¡El Marinillo tenía cuero de nutria, tía?

⸺No pendejo el carriel era de Nutria, en esa época mataban las nutrias y los tigrillos pa hacer carrieles y resulta que el Marinillo era un rico muy humillativo y llamó al policía para ponerle la queja: Que Cosiaca no hacía sino mirarle el carriel, que talvez quería robárselo.
El policía que estaba berraco con Cosiaca, lo agarró de la ruana y lo llevó donde el alcalde don Marcelino Palacio
⸺Ese carriel es mío dijo cosiaca. Señalando el hermoso ejemplar que traía terciado el marinillo ⸺Me lo robaron en Salamina hace tres días.
⸺Muy sencillo Cosiaca, ⸺respondió el alcalde, que era hombre salomónico⸺, diga usted que tiene el carriel para saber si de verdad es suyo. Pero si no acierta, lo meto a la cárcel por injuria y calunia.
⸺Si señor alcalde. Yo me sé de memoria las cosas de mi carriel, dijo Cosiaca y empezó a enumerar:
En ese carriel tengo una vela de cebo (para alumbrar de noche y para untarme en las peladuras porque desde Medellín hasta aquí me gasté una mula y dos culos)
El alcalde sonrió y efectivamente encontró la vela en el carriel. ¿Y que más tiene Cosiaca?
⸺Tengo una camándula (para rezar el rosario porque soy muy católico), tengo los dados (porque me gusta el juego más que a un gato chiquito), una peineta de plástico azul (que le falta un diente) Un espejo (que por detrás tiene la estampa de la virgen del Carmen), una pastilla de Mejoral (porque mejor mejora mejoral) y otra de Anacín (que al dolor le pone fin).
El alcalde iba sacando esas cosas y Cosiaca seguía diciendo:
⸺Tengo una aguja de arria (para coser costales), dos metros de cabuya, un atao de tabacos (desde aquí hasta Neira me gasto dos tabacos) un yesquero (para prender los tabacos) un trompo (cójame ese trompo en la uña) una pirinola, una barbera y una navaja capadora (pa pelar naranjas), Un frasco de Sal Vida Lister (porque no es el corazón el que regula el amor sino el hígado y un hígado aliviado es amor asegurado)
El alcalde muy asombrado seguía sacando las cosas y las ponía sobre el escritorio ante el desconcierto del Marinillo.
⸺Tengo el almanaque Bristol (la guadua se corta en menguante), el Tricófero de Barry (para la caspa voladora) Alhucema (para el dolor de cabeza) Vic-vaporub (se frota y basta), una lupa (agáchese y me lo chupa), agua florida de Murray y Lanman, un tute (porque yo a cualquiera le hago LAS CUARENTA), tengo un cóngolo (para la buena suerte), una herradura vieja, la uña de la gran bestia, la emulsión de Scott (con aceite de hígado de bacalao), la novena del niño dios (disque San José era padre putativo de Jesús. Que grosería) un ajo macho, una pata de conejo, unas alpargatas de repuesto, un reloj (marca ferrocarril de Antioquia), un frasco de BAY RUM siete medallas (para después de la afeitada, pero en caso de emergencia me lo tomó pa desenguayabar) tengo la foto de la novia y (un cachito de su pelo), y la foto de un amigo (y un pelito de su cacho).
El escritorio del alcalde ya estaba lleno de cosas y Cosiaca seguía recordando mientras el marinillo palidecía. Todo lo que el pillo enumeraba era inmediatamente encontrado por el alcalde y los que hacían corrillo, incluida la tía Clara, ya se estaban convenciendo de que aquel carriel pertenecía a Cosiaca.
⸺Tengo además una botella de tapetusa (con un trago en ayunas se matan todas las lombrices) un frasco de Piparzol (purgante de efecto mortífero), un poncho de cuadritos, un pote de Vaselina (usted sabe pa qué señor alcalde) una pasta de jabón de tierra, un parche de cariaña (para las heridas de machete) Pomada Merey (para las heridas de bala) bicarbonato (para la pedorrera) una copa aguardentera, una cuchara de palo, un plato de peltre y un pocillo y una tusa ( para las diarreas). Un limón (el limón es el medico de los pobres) una dentadura postiza (de repuesto), un pañuelo rabo de gallo, un cuero de culebra enrollado, una estera de guasca de plátano y una cobija (porque uno nunca sabe dónde lo va a coger la noche), un canasto para coger café, un zurriago (para espantar los perros bravos) una parrilla para asar arepas (el que no se voltea no se asa), una máquina de moler maíz y cinco morrocotas de oro.
⸺Definitivamente este carriel es suyo dijo el alcalde. Enseguida le entregó el carriel a Cosiaca y metió a la guandoca, por ladrón al Marinillo, que juraba que el carriel era propio y suplicaba que le dejaran siquiera la plata y los tabacos.
⸺¿Y usted Cosiaca como se acordó de todo? Le preguntó la tía por la noche en la tienda cuando cosiaca fue a celebrar con aguardiente amarillo de Manzanares.
⸺Pues porque todos los putos carrieles tienen las mismas maricadas, respondió el pícaro y pidió otra ronda para la concurrencia. Y todos se reían de sus ocurrencias.
La tía clara agradece a todos sus compinches por el apoyo y les amda decir que comenten y pregunten y compartan zumbambicos.
El FLACO JIMÉNEZ

Sus shows más destacados han sido: Un paisa en la otra vida, El negro Manuel y Los tres genealogistas.
Algunas de sus obras son: Amalia se fue a las nubes (1993) y Rosado arrojo (2016).
http://babeliantes.blogspot.com/2019/02/adenda.html
2 respuestas a “Manizalados del Flaco Jiménez”
Hay alguna palabra que no sé lo que significan pero me encantan por ejemplo» sororombatico» y otra que sí entiendo y que me gusta muchísimo «desprogramados». Lenguaje que hipnotiza. Genial.
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sorombatico o Zorombático, sería lo correcto, respeté el léxico del autor equivale a quien actúa con tonterías, esas palabras son de usanza en el lenguaje castellano antiguo y muchas son usuales en el vocabulario de la zona paisa y de la colonización antioqueña, traídas por migrantes españoles de Gallegos, Extremeños, Andaluces y otros, muchos de origen morisco. Este autor maneja su narrativa desde la tradición oral y como se hablan y escriben, algunas con deformaciones y modismos de la zona cafetera original donde había también Alemanes, Ingleses e indígenas Embera y Quimbayas (Caribe)
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