Fantasmas tras «El Patio de las Brujas»

Tras Alfredo Cardona Tobón.

Recordé este episodio mientras leía a Alfredo Cardona Tobón en su reciente libro “El Patio de las Brujas”. Un compendio de historias y leyendas del viejo Caldas, o del Eje Cafetero colombiano. Rescata conversaciones y memorias en su búsqueda de investigador a personajes, hechos, letras y memorias.  

Ha sido mi mentor de búsquedas, sin hablar con él y solo con leerlo para aprender sus pasos. «Magister Honoris Causa” en historia, otorgado por Universidad Tecnológica de Pereira. Se iluminan las oscuridades de todos los caminos cuando estudio sus textos en (historiayregion.blogspot.com) o en libros suyos como: Quinchía Mestizo, Los Caudillos del desastre, De ruanas y bayonetas, Indios curas y maiceros y otros.  

Fantasmas

Guillergalo

Cada paso en la oscuridad lo guiaban grillos y cocuyos, sonidos de viento y animales diminutos que roían los cogollos de las matas de plátano. Caminé en aquella carretera durante tres horas, había terminado a medianoche una reunión en el concejo municipal de Apía y debía regresar a mi vereda para el trabajo diario; entre oscuridades percibía el tamaño de hojas de los árboles de yarumo que fulgían fosforescencia y se movían como señales de fantasmas.

Comencé a cavilar que en cualquier curva o recoveco me saldría la Patasola con algún duende curioso, o el ánima del ciego de las lomas de Guarne, quien había matado a los cinco pasajeros de un yeep willis en el paso de la quebrada Farallona; imaginaba personajes que habían pasado por allí, o El Cacique Tucarma de los Apias por el año 1537 en busca de un lugar donde esconder aquel tesoro que figura en las leyendas, o aquella procesión de ánimas del primero de noviembre a las que imploraban con rezos pobladores del Rioarriba.

El tiempo no se movía y mis instantes detenidos giraban diferentes, en algún instante podía sentir señales desde otros lugares del planeta, estaban ahí con los árboles y la floresta; al pasar por la casa de Galeano el guitarrista de Apía, quien tenía manos de bruja, y sus cuerdas capturaban vibraciones desde un aire que muy lejano y tenue le soplaba desde el hemisferio norte con ese mismo pulso y mano lenta de Erik Clapton con su grupo de Yardbirds, lo pensé con su mochila de lona y su sombrero jipijapa con su ritmo de sonidos montañeros que aplacó a los demonios que asustaban en la curva de Venteaderos.

Los pelos se me erizaron con algún frio de pánico cuando pasé la curva del árbol de los chochos; ahí al lado del caimo embrujado, así lo nombró doña Edelmira con oraciones y tabaco un día tres de mayo tras rezar los mil jesuses, ahí mismo, asomó un bulto con perfiles de rock blues y un poco sicodélico, ese quién vive ahí, se tapaba con un costal de sisal hasta la cabeza, era el mismo Juan Caballo, un vecino pendenciero gordifletas y buen guitarrista de la cuenca de La Nubia, fumaba marihuana y lo meneaba una borrachera de aguardiente amarillo desde Ranchoquemao, de allá lo sacaron a leñazos porque no dejaba cerrar la cantina y alterado hizo temblar al vecindario como machete Kills y Homero Simpson.

Aquel bulto musical de Juan Caballo, cargaba el instrumento de Pedro Violín, tan borracho como él; bajo el árbol de cedro de la curva brava, habían dormido su embriaguez y al percibir mis pasos, su bravuconada se transformó en un miedo que colisionaba con mi propio pánico, solo percibí la sombra de sus sombras, les hablé para sacudir mis sensaciones: ¡bueeennnas noooocheeees parcerooos! Sus ojos brillaron con horror y sus voces fueron un eco de mugidos en socavones de la mina donde Caballo había perdido un dedo. Se los tragó la noche y mi pavor me hizo volar como una bruja hacia mi casa.

No supe explicarle nada a mi mujer cuando le despertó un olor a pedo con cebolla y alacranes borrachos.

Festival Colombia al viento – sep. 13 del 2020

4 respuestas a “Fantasmas tras «El Patio de las Brujas»”

  1. Muy fantástico, que bueno saber que hay personas que han dedicado gran parte de su vida a investigar aquellos hechos que hacen parte del mito y la realidad, pero que en todo caso son inherentes a nuestra cultura

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  2. Esa memoria cultural es la que transmite el patrimonio y testimonio del origen de los pueblos, las migraciones, las vidas de familias y los conflictos, por eso es valioso el legado que construye Alfredo Cardona Tobón.

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