Un fantasma en la casa de Lita

Imagínate aquel día en Marsella a mitad del siglo XX.

De aquel año y el cierto día, no sabemos, al tiempo se lo tragó el fantasma.

5 A.m. Madrugó Lita y preparó agua panela, café, arepas redondas y mantequilla.

Regresa a cama. Toma la sábana y escucha que su hermana se levantó y entró al baño. Está oscuro el corredor y se le ocurre una broma.

Se cubre con la tela, debajo una vela y camina por el pasillo.

5. 15. a.m. La hermana de Lita se topa un fantasma, flota lento desde más abajo del suelo con una luz que se modela bajo un lienzo, nota un esqueleto largo que se estira y encoge. Su grito de alerta sacude al vecindario.

5 y 40. a.m. Es sábado, los comerciantes arreglan la mercancía, unos carniceros en la plaza limpian y cortan los lomos, separan las empalizadas de huesos y otras carnes. El pueblo ha madrugado entre una ola de rumores: algo ocurre en la calle que baja hacia Hoyo Frio cerca al colegio Bethlemita donde José Rivera, un temor se difunde, cunde y rueda en la Calle Real.

7. a.m. Casa de los Rivera: nadie ha explicado de dónde salió el fantasma y cómo desapareció. Encuentran su vela en un rincón del patio adonde huele a azufre, dicen que se esfumó ahí hacia allá donde habita la familia de un paisano asesinado hace quince días. Atribuyen el hecho a una pena del alma del difunto quien contrajo una deuda con don José Rivera y no pudo pagarla.

7:30 a.m. Carnicería de Panocho y el rumor: a la casa de los Rivera madrugó un personaje cubierto con sábanas, tras él corrían tres sombras. En el granero de “Nesga”, aseguran: —iban a secuestrarlo: pero, no parece lógico. Por qué, si es tan buena persona.

– ¿Será porque tiene un hijo sacerdote? 

Comentan: ¿Porque él, un señor tan madrugador, aún no ha abierto su tienda?

Él en casa intenta calmar a su esposa e hija.

Lita duerme, madrugó a preparar comida a la familia.

7:45. a.m. José Rivera abre su tienda, llegan comerciantes, policías y carniceros. Preguntan del intento de secuestro del que fue víctima: le narran su versión, y él, con el alboroto de miedos en su casa, aún no encontraba su propia explicación y se lo cree. Piensa: por qué a mí. Será por el dinero de una herencia que dicen voy a recibir.

Aseguran que vieron correr hacia la quebrada El Socavón a un hombre con un pocho blanco, al sombrero alón del sujeto le seguían sombras de cinco delincuentes. Aseveran que no pudieron secuestrarlo por los gritos de su hija. José Rivera se sentía cada vez más asustado y tres policías lo acompañan a la Alcaldía para que presente una declaración, será un denuncio por intento de secuestro sobre el cual él mismo no encuentra explicación.

Alma en Pena. por Dybbuk

8: a.m. Esposa de José Rivera y una de las hijas, que vio al fantasma, asegura: es bruja o duende. La otra, que es el alma en pena del vecino que no saldó la deuda; Lita, ante tanto alboroto, callada. Miedo a ser castigada.

9: a.m. Octavio el telegrafista teclea urgente a Pereira. Primero para el sacerdote Fabio Rivera, le solicita consiga a quien alivie almas en pena, es perentorio para tranquilidad de su mamá y el alma del difunto. La segunda: el alcalde pide al batallón San Mateo un piquete de soldados y un teniente tropero, hay amenazados por una banda que intentó secuestrar a José Rivera, huyen hacia Chinchiná.

Un forastero pálido y sospechoso ronda, toma cerveza en el café de Peláez. Sus compañeros están en La Rioja.

1: p.m.  Calles militarizadas: soldados del batallón San Mateo recorren norte a sur, este a oeste, parajes urbanos y veredas. Requisas, indagaciones en sitios donde se recrea el rumor. Verifican siete versiones de los hechos.

5. p.m. El Padre Fabio Rivera inicia un ritual de difuntos en el inodoro de su casa porque ahí salió el fantasma. Otro sacerdote hace un conjuro para desterrar brujas y duendes. Invitan vecinos a  una novena para calmar almas en pena. Colocan cruces tras las puertas y camándulas en el portón. Por las ventanas brotan chorros de agua bendita y humareda incensaria, el humo es vaho de fantasma.

6. p.m.  La Misa. Monseñor Estrada refiere su sermón: en el día de hoy han ocurrido cosas graves. Primero el dolor del alma de un marsellés que pena entre llamas y remordimientos por no haber saldado una deuda, invoca el poder de Dios para salvarlo. Invita a rezar, a eludir el pecado y a ser piadosos, aconseja pagar deudas de los diezmos a la Santa Madre Iglesia. Sobre el segundo hecho, llama a cordura y colaboración con las autoridades, a denunciar los hechos como el que le ha sucedido al padre del sacerdote Rivera. Gracias a las autoridades y el ejército, los malevos ya están en los calabozos del Batallón San Mateo.

Sesenta años después.

De Lita no sabemos, eran seis versiones más de la misma historia y existen quince por confirmar; las dejo ahí.

Narrado por Averígüelo Vargas.

2 respuestas a “Un fantasma en la casa de Lita”

  1. La vida en nuestros pueblos mirada desde las narrativas de que la habitan es una trapisonda loca, es una fiesta donde ruedan lenguas bravas que se animan con un trago de café y luego un licor acelerante. Escucho, pienso, uno y tejo desde el desenredo de las conversaciones. Saludos siempre desde mi tierra bella.

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