
Gira cielo nebuloso de ciudad
oculta con smog sucios temores
arrabales que reflejan desencuentros
olores, sudores, migrantes sin norte
calles, sombra, tizne tras los árboles
Alerta mi ciudad conectada con la lluvia
en el planeta truenan cambios alarmantes.
Vagancia, virus lentos, latentes tras humores.
Escuchan, abrazan, saltan noches con torrentes
fraguan mundos con pañuelos en el calor de julio
En mi ventana de Marsella veo constelaciones
aroma de naranjas, en mí el cielo esperanzado,
sabor añejo, beso de mango dulce, olor de piel canela
Que mi mundo es loquísimo y a veces ando dando tumbos
estrella tras estrella, luna de mandarina, planetas de basalto
camino el territorio de los sueños y arreo brinconas huellas
Ven sabiduría a iluminarnos sin frío ni calor y sin condena
Explícanos los cambios del planeta,
la trampa de los climas con besos de borrasca
la tristeza que quema con polvo de estrellas
el sufrido mal de amores verdes trasnochados
la columna roja del último beso sin saliva
sin sostenes en agua de colores con perfumes.
Cantan voces de meteorólogos
anuncian con arpas de profetas
el hielo que se funde en polo norte
corrientes que enamoran al agua rebanada
huracanes que rebasan las orillas de las islas
Canta al amor lacustre con sedimentos negros
acaricia sus días de sequías con zarzas y espinas
Sosiégalo en sus tardes con granizo
amárralo con rayos sagrados de tierra fogosa
apacígualo con fuerza de relámpagos.
Espíala con mirada de burlón y bestia con diadema
Fisgonea la lluvia en ventanas que no nos correspondan
Cierra la hendija de tus ojos, ve la humedad perenne de su piel
la noche gotea y gotea con ella ausente en los andenes
Viene empapada y canta con el bullicio del invierno.
Verano lento con toda tu alegría es la prueba del fuego
en el cotidiano ejercicio del tiempo afanoso de ciudad
hay gritos en campos arrasados por ardores del planeta
En tu nacimiento la tierra te conoce, ¿la cuidaste?
¿Aprendiste a conocerla? o también vives del cuento
con baños en piscina y comida de empanadas
y llave del bidet que gotea polvos de tubos vacíos
La pereirana está sedienta y no se cruza el agua por su miedo
sus días sin estaciones, ni rieles de trenes, son errancia de los sueños.
un silencio de pandemia mide las calles del tiempo disgregado.
autor: Luis Carlos González Mejía – compositor: Fabio Ospina
4 respuestas a “Ecos del cambio Planetario”
¡Muy bueno!
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Lo bueno son mis buenos lectores. Me estimulan tus palabras.
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«Ven sabiduría a iluminarnos sin frío ni calor y sin condena». Ojalá fuera así.
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Razonable tu respuesta. Sabiduría que nos lleva en contravía de muchas creencias, interpretaciones, sentires y emociones. Gracias por dar pistas nuevas.
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