Días de letargo y lentitud

Einstein entre 1915 y 1921, publicó la Teoría general de la Relatividad, confirmó la predicción de su teoría con un eclipse solar y le otorgaron el premio Nobel de Física.

En esas llegaron a Marsella los primeros molinos para el maíz que da masa a las arepas, se dieron uniones familiares y negocios entre vecinos que nacían con un sentido del tiempo y espacio no pensados como Einstein, pero al asomo de la relatividad y ese molino, nació en diciembre 15 de 1915 Laura López, con fecha y calendario de santoral, el cura le insistía que su día correspondía a San Juan Mártir, Santa Natalia Mártir y Santa Cándida; no sé si relativo, personas cercanas a ella, la describen y mencionan: santa, mártir y cándida, y con un montón de hijos. Super Vivió entre pestes, partos, violencias y desarraigos.

Mural realizado por Hyuro en la ciudad de Valencia – España
http://www.diedrica.com/search/label/Wall?updated-max=2014-10-29T11:00:00-07:00&max-results=20&start=5&by-date=false

De niña surgieron estilos que le ayudaron a imprimir nuestro carácter familiar y cultural; en dic. 12 nace Frank Sinatra, en su voz supimos que existía Nueva York, lo conocimos sin recorrerlo en el jazz, el cine y la cultura; ese año Franz Kafka editó La Metamorfosis, esa manera transformada y mítica de descubrirnos en la literatura, figuración ya que manejábamos en Marsella con aquellos sobrenombres originales y hasta absurdos que describen a cada personaje: El Grillo, La Marrana, Camaleón, La Pate Catre, Pela la Guama, Pate lancha, Ministro, Gumarra, Piracho, Letanías, Agonía, Mérmele, el señor Batea y Tiembla-Tiembla.

El beso de la dama española

Rememoro palabras del abuelo: nadie en Marsella recordaba los tiempos de la Gripe Española de 1918 – 1919, esa señora que según decían llegó en octubre en el Satrustegui, vapor procedente de Barcelona, ya en septiembre arribó en tren a la Dorada y se le prendió al viajero del asiento vecino, y una parlanchina del Congal dizque la vio llegar a Chinchiná en un camión desvencijado que traía materiales para el ferrocarril que se estaba construyendo, se bajó como una boyacense con cara de ceniza, respiración forzada y agotamiento extremo, que echó a rodar su fiebre con ese virus por la calle real; dicen luego, contagió a los santos de la iglesia porque a la virgen debieron guardarle el niño entre el sagrario, dizque aquel niño dios, gritaba con sus mocos llorosos en esa cárcel, y la tía Belarmina conmovida, lo guardó en su casa para que no se apestara aquel muñeco, lo bañaba con agua con limón y vinagre sin manosearle su divinidad.

En esos días esos, Cucho el perro de la cuadra no se podía parar y se recostaba en las paredes para poder ladrar, pero no contagió a Matusalén, el caballo que acompañó a mi abuelo desde los tiempos de la langosta de 1911.

Ni al Congal ni a Tacaloa esa invasión llegaba, pero hablaban de una plaga, aquel problema fue presentado por los costeños en el Congreso Agrario de 1913, pero no pudieron discutir porque los asistentes bogotanos se dedicaron a leer sus poemas a la arracacha, a las vacas orejinegras, al café y al algodón. Al presidente Vicente Concha le obnubilaba eso e impávido sabía que tras esos versos estaban los amigos de Marroquín.

Tempo Tempo Tempo

Los días de confinamiento hacen correr rumores, imágenes perturbadoras y calamidades, ayer me anunciaron el avispón y me cuesta pensar en esa cosa, aprendí en Marsella esa palabra de los tiempos de un lenguaje Kafkiano cuando llamábamos El Avispón al conductor del automóvil más destartalado y antiguo; decían los pasajeros, cuando él nos llevaba a Pereira, preferíamos bajarnos en la entrada de la ciudad y montarnos en el tranvía hasta el centro, porque cuando hicimos ese trayecto con El Avispón en su cacharro, la gente nos lanzaba limosnas por la ventana, quizá creyeron que éramos los hijos más legítimos de los tiempos de la indigencia.

Nuestros días del confinamiento se mueven con la lentitud del tiempo de los insectos que duran como esa llama eterna y el calor que los separa de la luz, los epidemiólogos son los jueces de nuestro tiempo y le han reducido el ritmo al mundo, no es la época para crecer, aunque el crecimiento económico desvele a inversionistas y banqueros, el fútbol ya no disipa nuestras tardes porque Messi ahora es una pulga destripada que no puede saltar, no hay conserje que recoja las basuras y los amantes están jartos de calmarse sus instintos mientras el peluquero sin trabajo ensaya su peinado en su crespón más íntimo.

Quiero hallarme en lentitud sentado en aquel aeropuerto donde no salen los vuelos y desde allí elevarme por mí mismo hacia una isla donde el tiempo corra hacia atrás para que me traslade hacia la inundación de los cuentos de la Biblia, le pediré a Noé mi espacio en su Arca del diluvio universal.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: