El Congal

PRESENTACION DEL LIBRO
Invitación:

Jueves 26 de julio – 6 – 30 p.m.

Santiago de Cali
Biblioteca Departamental de Valle.
Auditorio Jorge Isaacs

Congal_ensayo (6)A

PRELUDIO

Somos luz y universo

Comenzaba el siglo XX. Guerras mundiales, violencias en Colombia y llamaban las campanas a oraciones.

Los hijos de esos años recibimos tratamientos rudos. Desembrujarse para las indagaciones sobre esos hechos, rebuscar en las memorias, a veces, innombrables; mejor no hablar de eso, decían, y escuchar informantes para iluminarnos con el artificio de las palabras, eso y otras cosas dan origen a esta narrativa.

Somos puntos complejos. Cada quien un yo plural, en cadeneta y bordado de familias y universo.

Romper etapas de la vida, complicado. Pienso e indago, regreso a mi territorio y afronto secuelas de aquellos días con la intención de reinventarme con la lengua escrita, lo íntimo y esencial desde cuando tengo la facultad del lenguaje.

El mundo y la intimidad transcurren atados a una red de mundos: físico, mental, emocional, ecosocial y espiritual, que se ligan a una red genética y cultural con fracciones de espacio y tiempo desde diez generaciones, veinte y más allá, en la infinitud de evolución del mundo. Transcurre el tiempo y uno no percibe esa dimensión histórica.

Somos luz condensada desde la energía de miles de estrellas, llama violeta, sin lugares ni tiempo que la puedan limitar, dice mi hermana Aleyda.

Somos tiempo. Migramos entre fractales de polvo cósmico y elementos por descubrir entre el círculo del agua y la vegetación del mundo, amenazada por urbanizaciones y humos de motores. Portamos y dejamos rastros del tiempo, vida humana y las especies al cruce por ejes siderales.

Escribo desde la realidad que me circunda y en ella siento un mundo que he creado, encerrado en una cápsula que lleva pos verdades, imaginarios y mitos, ahí nacen mis palabras. El pasado son pasos y asumir, minuto tras las horas y los días, es un sentir de haber vivido.

Indagué entre el siglo XX y el XXI. Salté el cerco, ahí estaba el mando del látigo que usaban los mayores para hacernos aprender sus principios y naderías.

Llegaron de múltiples caminos. A Cartago, Sonsón, Pácora; Támesis, Apía, San Francisco; Santa Rosa de Cabal, Marsella, Pereira; Cali, Yumbo, Palmira; Bogotá, Buenos Aires, Sofía; Varsovia, San Juan Santurce, Madrid, Vancouver y Miami.

En ese espacio existimos entre organizaciones, vivencias, mercado, sociedad y el universo donde estamos inscriptos.

Capacidad de asombro, sexualidad, erotismo y libertad, son el surco salvador de la opresión del dios castigador y el peso de las horas, y es prisión la ambición en el libre cambio de monedas y papeles con el mito del pecado.

El tiempo es tan frágil, el mayor pecado que puedo cometer es desperdiciarlo en arrepentimientos, ni lo que dejé de hacer, ni lo que hice o no alcancé.

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